domingo, 13 de julio de 2014

Supongamos que te extraño

Otra vez estoy ebrio.. Llevo casi hora y media escribiendo y borrando la culpa que tengo en la garganta, para no salpicarte con mis remordimientos.. Y es irónico porque estas demasiado lejos, incluso para darte cuenta que aun eres parte de las líneas que escribo.. Ya sé que es ridículo comenzar a escribir algo diciendo “te echo de menos” así que no lo diré, y supondré que ya lo sabes.. También supondré que al igual que a mí, te sobran la mitad de las cosas, la mitad de la almohada, minutos de silencio en el teléfono, una taza de café por la mañana, y que la ciudad es la mitad de bonita, sin nuestros besos a escondidas en la esquina de mi cuadra.. A veces creo que debí haber dicho todo lo que pensaba de ti, de pronto así hubieras entendido la forma en que te veo, que no es muy común, al igual que mi enigmática personalidad, esa que realmente muy pocos aprecian.. Tu no necesitabas un “te quiero” con un “quédate” hubiera sido suficiente, pero yo siempre he sido un tonto distraído, un prematuro experto en perder oportunidades, tanto así que ya lo hago con los ojos cerrados y sin siquiera darme cuenta.. Y es que irse sin mirar atrás fuese más fácil, si no fuese justamente atrás donde se está quedando todo lo que pudimos ser.. Ahora estoy aquí en la mesa de un bar al que me hubiese gustado venir contigo, es muy acogedor y la música me registra esa sonrisa que ya conoces cuando vuelo a mi mundo.. Pero pese a todo estoy desatento, y estoy aquí escribiendo esto en mi móvil, mientras paso otro trago rodeado de un montón de extraños que creen que me conocen, que celebran cualquier payasada que digo como si yo fuera el anfitrión de la noche, que me abrazan y que creen que valgo la pena, así como me lo hacías saber tú, o cualquier otro al que le he intentado enmendar con sonrisas y ocurrencias, el alma.. ¿Pero qué hay de mí? Ya he caminado mucho tiempo descalzo por la calle de la desilusión, recogiendo princesas desconsoladas, y traiéndolas a mi pecho con la esperanza de que amen mis fantasmas.. Ojala pudiera llenarme de luz antes morir, para que en mi autopsia no se dieran cuenta que envejecí con un corazón hecho de migajas.. Sin embargo por precaución, decidí dejar ese pequeño corazón contigo, ojala lo veas, ojala lo notes.. Debes saber que es un friolento y muy mimado, así que arrópalo bien cuando llueva, y por las noches háblale bajito, que solo así puede dormir.. El me dijo que lo dejara ahí, en tu espalda, también me dijo algo sobre de tu piel, algo sobre de tu pelo, y algo de querer besarte en la frente cada vez que te viese temblar.. Ahí lo deje, ahí debe estar.. Hoy dale tú las buenas noches de mi parte..

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